4/5/10

Miedo de sonreir (Parte I)

Nos levantamos a la mañana: nuestro gatito juguetón rompió la bolsa de la basura, asi que hay que limpiar; vamos al baño y justo cortaron el agua; vamos a buscar agua mineral de la heladera para lavarnos la cara y golpeamos un pie con una silla que no vimos por estar dormidos (¡qué dolor!). Estamos saliendo a las apuradas de casa para tomar el colectivo y justo cuando estamos cerrando la puerta, vemos como el cole pasa tranquilamente por delante nuestro, se nos pasó, habrá que esperar el próximo. Y de pronto, mientras esperamos bajo un árbol el siguiente colectivo, comienza a llover... el maquillaje corrido, el cabello que asusta y nuestra bronca que comienza a rugir. Subimos al cole y no hay lugar, tendremos que viajar parados. Y justo en ese momento, llega un mensaje a nuestro celular que apenas funciona: "Amor, tuve problemas en casa, no puedo ir a verte, me muero de ganas pero no puedo". Bien, genial, también moríamos de ganas. Respiramos profundo y tratamos de tranquilizarnos. Una botella de agua nos vendría bien; al bajar del colectivo, nos dirigimos a un kiosco, pero... resulta que olvidamos el monedero. Seguimos respirando, tratando de sonreir. Llegamos tarde a la clase, el profesor se levantó de pésimo humor y, aún con 20 años, escuchamos un terrible sermón sobre la puntualidad y responsabilidad. Seguimos sonriendo. Salimos de clases, llenos de trabajos, fechas de exámenes y reuniones... suena el celular. Mamá otra vez con problemas en el trabajo. Respiramos. Suena de nuevo: papá avisando que tiene que viajar y volverá en 3 semanas. Seguimos respirando. Llegamos a casa y sólo queremos dormir, respiramos pero vemos que nuestro gatito está enfermo, tendremos que llevarlo al veterinario, sí, ese veterinario que en lugar de vendernos remedios, nos roba... todo sea por nuestra mascotita. Y por fin... apoyamos la cabeza en la almohada. Suena el despertador de nuevo: "ojalá hoy sea mejor que ayer", pensamos con miedo. Nos incorporamos, miramos hacia la bolsa de la basura y está intacta, nuestro gatito juguetón duerme. Vamos al baño y hay tremenda presión de agua. Salimos de casa para tomar el colectivo y al parecer el colectivero nos estaba esperando; el dia: soleado, espectacular. Llegamos 15 minutos antes a clases y hoy el profe luce una bellisima sonrisa; no hay trabajos por hacer ni fechas de exámenes, hoy la clase es interesante y dinámica. En casa, nuestro gatito salta de alegría al vernos. Mamá solucionó sus problemas en el trabajo; papá decidió no viajar y tomarse una semana de vacaciones para pasear con mamá. Importante, un nuevo sms: "Amor, en media hora estoy allá". Wow!!! Qué grandioso día! Somos tan felices, tenemos ganas de salir, hacer, correr, bailar... pero de pronto: el miedo. Miedo de sonreir, miedo de creer que todo va a seguir de manera grandiosa: "cada vez que comienzo a ser feliz, algún problema me vuelve a la realidad", pensamos. Sentimos miedo porque "cuando las cosas están tan bien, algo tiene que pasar". ¡Qué pesimistas podemos llegar a ser! Pensando en ese "algo" que nos quitará la felicidad, nos olvidamos de vivir la alegría que hoy nos hace latir el corazón. Por miedo de sonreir, por miedo de ser felices... nosotros mismos muchas veces buscamos el "pero" a la felicidad. Como si nos sintiéramos culpables de sonreir, como si una sonrisa tendría que pagarse con dolor... nos ponemos serios, guardamos la sonrisa y decimos "Sisi, fue sólo un buen día". ¡No! no fue un buen día, ¡fue un dia maravilloso! Fue resultado de los fuertes deseos que tenemos de ser felices de verdad... ¿Por qué no mejor pensar que las cosas buenas pasan? ¿por qué no mejor pensar que "el Universo conspira a favor de los soñadores"?... QUE TENGAN UNA MUY FELIZ VIDA... Y SONRIAN ("LOS ESTAMOS FILMANDO") :-D

2 comentarios:

  1. Tal vez el sentimiento de sentir tantas cosas, no me permita pensar mucho en esa felicidad que a veces nos negamos, y que muchas veces la he sentido… pienso en esas ocasiones en las que demasiada racionalidad en mis obligaciones diarias, no me permiten disfrutar del todo esas pequeñas felicidades que día a día están, a veces invisibles, a la luz de nuestros ojos. Pienso… pienso demasiado en algún ejemplo de esos momentos pero no se me ocurre ninguno, porque ahora me invaden alegrías que prefiero disfrutar, sin reflexionarlas demasiado, sin pensar en sus porqués, ni en por qué hoy puedo disfrutarlas más que otros días, tal vez… pienso… se deba a que de a poco voy recuperando sentimientos que creí perdidos, o tal vez este tiempo haya sido sólo producto de mi imaginación, las famosas “figuras fantasmagóricas” rebosantes de miles de ansiedades, de noches sin sueño, pienso en mis noches… y en mis lágrimas, y en mis debilidades y fortalezas como ser humano. Pienso… tal vez este no sea el mejor espacio para analizarme… me río… de mí y de mi locura, un poco herrumbrada en mí misma por un tiempo, al fin y al cabo no hice más que reconocer esos momentos en donde sentí temor de ser feliz… o más que eso, los he negado completamente, pienso… no supe valorar una mano extendida en auxilio, porque no era el auxilio que yo quería, y hoy que la Cruz Roja al fin se acordó de mí, me siento en paz, tranquila, tal vez esto sea la felicidad, una ducha de agua caliente en reflexión, un mensaje de texto donde las ilusiones se renuevan en cada palabra, y se reenvían esperanzas, una charla con una amiga, un volver a casa y encontrar a mamá con el almuerzo listo por más de que sean las 5 de la tarde, una sencilla oración elevada al cielo, un deseo, un sueño desnudo que me obliga a ser sincera conmigo misma y a no disfrazarme de incertidumbre, definitivamente, pienso… la felicidad… pienso… es una actitud de vida... =)

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  2. qué feo que es preocuparse y disfrutar poco de lo bien que te sentís y llenarte nuevamente de tareas, proyecciones a futuro y muchas cosas ás que no son nada porque todavía no pasaron y por pensar en eso que no existe te olvidás de que estás viviendo, que los segundos corrieron mientras pensabas y pensabas y pensabas y que esa alegría no fue tratada como se merecía. tan cerca está la felicidad que no es justo sentir, pensar y decir que somos infelices. me gustó lo que dijiste, que la felicidad depende del deseo de cada uno por ser feliz=) gracias por hacerme sonreír y por hacerme acordar que todavía puedo soñar:)

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