30/11/11

El mejor malabarista

Me mirabas a los ojos - seguramente - intentando encontrar una respuesta a la pregunta que no te animabas a formular. "¿Qué estás tratando de adivinar?" - te pregunté y sonreiste. Dudaste un minuto y las palabras salieron entrecortadas de tu boca: "¿por qué me elegiste a mí?". Silencio y sonrisas. "Porque sos un excelente malabarista, el mejor". Me miraste con sorpresa, queriendo saber más. Me rei y te lo expliqué: "admiro y valoro mucho la habilidad que tenés para hacer todo tipo de malabares con tal de hacerme feliz a cada instante". Y si, lo cierto es que en tus manos tenés mil objetos que tirás al aire, volteás y sujetás sin dejar caer ninguno. He visto que ya tenés hasta una técnica para no permitir que algo se rompa. Lo irónico es que yo contemplo la posibilidad de que algún elemento se caiga porque el malabarista perfecto no existe. Yo he intentado hacer malabares pero siempre algo se ha ido de mis manos y he visto que a la mayoría de las personas les pasa lo mismo. Si hay una característica que te define es la perseverancia y creo que eso te ha convertido en el mejor malabarista del mundo; te propusiste no dejar caer ni un sólo pequeño objeto. Lo valoro demasiado porque sé que sentis que si un objeto se rompe, yo me pondría triste... pero también sé que eso te suma la presión de tener que ser eternamente el mejor malabarista. Quiero que sepas que no es así, que estoy infinitamente agradecida por todo lo que sos y haces, pero que el día que se te vaya de las manos algún elemento, yo voy a ayudarte a levantar los pedacitos del piso... Así como vos me ayudas a reparar los varios objetos que se me han caído.

21/11/11

Me llevo lo mejor

Las mudanzas son situaciones de mucha nostalgia, son momentos en los que uno se despide de épocas lindas y otras no tanto. En lo pesonal, de esta casa me llevo lo mejor: mi infancia, las tardes de invierno viendo "Chiquititas" mientras mamá preparaba cosas para el Jardín, los sábados en los que ella ponía música a todo volúmen mientras limpiaba sus adornos, las eternas noches que pasé chateando frente a esta computadora, los días enteros que pasé mirando películas repetidas, el recuerdo de las miles de mascotas que vivieron aquí y le dieron calor de hogar a estas paredes, la felicidad que sentía mientras los viernes preparábamos pizzas con mamá, la cantidad de veces que lloré por cosas realmente insignificantes, la incomodidad de las primeras veces en que "él" entró a esta casa. También me llevo los domingos en los que me levantaba a las 2 de la tarde y mis viejos tomaban sol al lado de una pelopincho, me llevo algún que otro asado de papá, algún que otro domingo por la tarde en que él corría por toda la casa con música pensando que así bajaría los 15 sándwiches que acababa de comer... definitivamente, ME LLEVO LO MEJOR!

7/11/11

El miedo

Me paraliza la mente y el cuerpo. Se mete por mis poros y se adueña de mi cabeza, es así como se va apoderando de todo mi ser. Quiebra mi fortaleza, me roba el valor y me regala cobardía. Me quita las ganas de soñar y de hacer, me exige que piense - se frota las manos mientras mis pensamientos se van oscureciendo cada vez más -, me obliga a tocar las espinas y ni siquiera me deja ver la rosa. Me tortura. Me muestra la eternidad y la finitud al mismo tiempo y con la misma nitidez. Me muestra todo pero no me deja ver. Me tiene acorralada desde hace tiempo en una cárcel de papel que no he podido destruir aún. Con sólo nombrarlo, se me eriza la piel; su compañía me ha estado desequilibrando bastante y ha dejado horribles recuerdos en mi historial. La vida a su lado por momentos no parece vida. Me hace ver el placer de quienes disfrutan de esa vida, mostrándome paraísos que existen fuera de estos barrotes. Me lastima tanto... No he podido enfrentarlo porque me ha quitado todo el valor que tenía. Sin embargo, se ha olvidado de robarme lo que podría acabar con él: mi fuerza de voluntad. Quiero que sepas, mi tan odiado enemigo MIEDO, que no sos tan aterrador como crees y que ahora sos vos el que está en problemas.

1/11/11

Yo también tengo una vida

A veces me canso de que todos exijan un pedacito de mí. Están quienes exigen que los comprenda, que me ponga en su lugar, que justifique sus comportamientos. Están los que pretenden que solucione sus problemas, los que me piden favores todo el tiempo, los que solicitan mi hombro. También hay quienes exigen que los escuche a cada instante, otros que pretenden que los escuche sin opinar y otros que los aplauda sin dudarlo. Están los que me necesitan de verdad y están los que me necesitan porque es más cómodo así. Están los que creen que soy perfecta y por eso me debo a los que no lo son. Están los que piensan que por tener 20 años, no tengo problemas. Están los que exigen que les de lo que tengo, e incluso lo que no tengo. En su mayoría, ellos están convencidos que mi obligación es ESTAR. A todos ellos... quiero que sepan que siempre estuve porque los llevo adentro mío, pero también quiero recordarles que - al igual que ustedes - yo tengo una vida. Por lo tanto, yo también sufro, siento, lloro, toco fondo y mucho más; yo también necesito que me escuchen, que me contengan y me valoren. No es mi obligación ni mi deber ESTAR; simplemente estuve porque quise. Hoy estoy cansada, muy cansada; decepcionada quizás. Después de tanto tanto tanto... yo EXIJO de ustedes que me devuelvan un poquito de todo lo que soy y de todo lo que doy. Ojalá comprendan. Voy a seguir estando pero hoy estoy saturada; necesito pensar en mí para volver a tomar fuerzas y poder estar para Ustedes. Los quiero.