19/5/10

Inexplicable

Jorge la miraba y le suplicaba perdón. Rita, de espaldas al traidor, temblaba de odio, dolor, bronca, desesperación. "Hablame, por favor, al menos mirame", le pedía Jorge con su seductora voz, ahora ya quebrada. Repentinamente las ventanas se abrieron de par en par dejando entrar un helado viento de hielo y agua. El fuego se apagó y la habitación quedó en completa oscuridad. Jorge comenzó a llamar a Rita pero nadie contestaba; un cruel vacío se apoderó de su ser. Con lágrimas congeladas, tropezando con sillas y otros muebles, Jorge logró llegar hasta el lugar donde segundos antes se encontraba Rita, inmóvil. Ella no estaba ahí. Bruscamente un relámpago iluminó el mundo y Jorge pudo visualizar los ojos de su alguna vez amada mujer, fijos en él. Un nuevo golpe de viento helado, lo obligó a cerrar los ojos; en un bajar y subir de párpados, todo volvió a la normalidad: como por arte de magia, las ventanas se cerraron, el fuego se encendió y el agua en el suelo de la habitación desapareció. Pero algo aún más extraño ocurrió: Rita no estaba y en su lugar, un papel escrito enterrado en un montículo de cenizas. Jorge, desconcertado y tembloroso, leyó las líneas: "Si esperabas una palabra de mi boca o una lágrima más de mis ojos, estabas muy equivocado. Yo para vos ya no existo".

1 comentario:

  1. A veces no hace falta decir “yo para vos ya no existo” para darnos cuenta de que efectivamente ya no le importamos a nuestro ser amado, como le sucede al otro darse cuenta de que ya no nos interesa su compañía, por motivos que a veces no logramos comprender desde nuestras lógicas. Mi lógica que está tan encerrada en sí misma, que le cuesta ver más allá de lo que es posible, que quiere tener siempre la razón y se cree absolutamente inofensiva. Pienso en los momentos en los que nos dijimos tantas veces esta frase queriendo y sin querer y de miles de formas. En todas, el denominador común fue el olvido, la ignorancia, el abandono espiritual... Pienso en los momentos que no te supe valorar, cuando no pude cumplir con tus expectativas, cuando tampoco cumpliste con las mías, y en malos términos concluimos una relación que podría haber sido hermosa ¡grande! Yo amándote hasta el final de mis días, de verdad que he puesto mi corazón al desnudo entre tus manos. De verdad que te he abrazado con mi alma, llorando y pidiéndote por favor que no te vayas, que te quedes conmigo sin decírtelo siquiera. No sé que nos pasó… como verás, aún me duele nuestra herida… Pienso en el amor tan grande que nos une, y me quiebro al pensar que un día me digas eso, sé que te di motivos, pero creéme que hay algo muy fuerte que no me permite alejarme de vos, es algo que no se puede explicar con palabras, pero sé que me entendés porque vos también lo sentís, lo hemos hablado miles de veces y aún no encontramos las palabras justas para definir este sentimiento. No sé si seré capaz algún día de decirte textualmente “yo para vos ya no existo”, los motivos deberían ser puñaladas en el alma. Pero no quiero pensar en eso, no con vos, lo nuestro es demasiado bello para llenarlo de incertidumbres... Dame la oportunidad de demostrarte todo lo que puedo hacer por vos, no me juzgues antes de tiempo, yo no lo hago, aprendí a no hacerlo, te estoy entregando lo más sincero de mi vida, podés leerme en tus ojos. Se me partiría el alma si algún día me decís: “Yo para vos ya no existo”. Sabes que te amo…

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