27/5/10

Día egoísta

Hay días en los que abro los ojos y sé que debería quedarme en cama durante esas 24 horas. Pero no puedo porque tengo que vivir, asi que me levanto. Comienza mi rutina, mis horarios, mis preocupaciones, mis miedos, mis proyectos, mis soledades y compañías... comienza mi día. Y presiento que nada "malo" va a ocurrir (y ruego poder agradecer luego por eso), pero tengo esa sensación de que será "un día negro"; quizás nadie lo note, quizás no lo sea, pero para mi vida interior, no es un buen día. Fantasmas, temores, broncas, angustias, injusticias, presiones, preocupaciones, soledades... hoy somos yo y mi mundo. Hoy es un día egoísta, y es tan egoísta que no puedo compartirlo con nadie. Quizás podría con una persona, pero por algún motivo, esa persona no está. Pienso en otra forma de compartirlo porque necesito hacerlo... no se me ocurre nada. Y sigo viviendo, cumpliendo con mis obligaciones, sonriendo aunque no tengo ganas, simulando prestar atención a conversaciones que no me "llenan". Un alguien aparece y me invita a sumarme a una reunión a la que soy ajena, "hoy no te escapas, quedáte". Sonrío y me siento, converso, comparto, me río. Pero eso dura 10 minutos... de nuevo soy yo y mi mundo. Creo que es hora de volver a mi rutina. Me levanto, vuelvo a sonreír, me dirijo a ese buen alguien con intenciones de despedirme. Un beso tímido en su mejilla como de costumbre, imagino. Me acerco y ya no me encuentro. Un cariñoso, cálido y seguro abrazo me quita la respiración. Un abrazo maternal en donde las explicaciones están demás. Ese abrazo que necesitaba para compartir este día egoísta que me atormenta. En un dulce susurro, escucho: "Gracias por estar... cuidate mucho, hija". Ganas de llorar, pero no. Ahora sonrío porque quiero hacerlo. Ahora sé porqué sali hoy de mi cama. Este día tuvo que ser este día porque aquel abrazo le dió sentido.

2 comentarios:

  1. La vida compite conmigo. Corremos juntas sin mirar a los costados, retenemos emociones, nos sentimos orgullosas por un resultado insignificante para el resto, al menos para nosotras, que hemos luchado tanto por alcanzarlo, nos resulta grandioso ¡un gran paso! “Estas creciendo” me dice en susurros… y yo la miro, y por un momento pienso que está bien, que tiene razón. Seguimos corriendo, resistimos a todo tipo de presiones, sin embargo en mi interior siento ganas de llorar, son muchas las cosas que he dejado atrás por estar aquí, y también me olvidé de mí misma. Pero ella me grita que avance, que no me detenga, que tengo que llegar al final. Yo la escucho, pero ya sin ganas de asentir a su orden, las lágrimas me corren doloridas… de pronto, la mirada se nubla y el cuerpo cae sin alma, inválido, inútil, en la nada. La vida me reprocha mi caída, me dice que estoy a punto de perder, me arrastra para que siga, pero yo ya no puedo seguir más, mi corazón está muy débil, no encontró el abrazo del alma que le haga sentir compañía, fueron muchos los días de angustia espiritual, y al lado del amado no quiso demostrar tal desesperación para resguardar su corazón de preocupaciones. Mala idea, tal vez, porque al final pagó con muchas lágrimas mi silencio y mi dolor, como también los responsables de mi vida, aquellos que le dieron rienda suelta al nacer.
    De pronto, el cuerpo siente a dos personas levantándole del suelo, y alguien seca mis lágrimas mientras me pregunta ¿como estas?, no puedo hablar, sólo cierro mis ojos esperando sentirme mejor para continuar corriendo, pero es imposible… Hoy obligo a mi vida a parar conmigo, no continúes sin mí, no sin mis emociones, no sin preguntarme lo que me hace bien, no sin preguntarte lo que te hace bien, no compitas conmigo, te amo porque gracias a vos puedo amar, porque puedo entregarte con inocencias robadas a quienes más quiero, con la inocencia que hoy recupero gracias al poder de una caricia, de una palabra de aliento, del abrazo de quien menos esperé, hoy te devuelvo esa trasparencia infantil entre los brazos de nuestro gran amor, esa sonrisa que tanto te hacía falta, hoy te ofrezco mi esperanza y mi mayor cuidado. Evitemos ser egoístas con nosotras mismas, aún no logras enamorarte completamente de mí, y a mi modo lucho por hacerte feliz, te quiero llenar con la pasión hacia lo que nos une, con tu imposible y mi platónico, somos una sola, no lo olvides. No me dejes sola al caer, te necesito aferrada a mis ilusiones, porque son nuestras razones para seguir adelante, para levantarme, para purificarme. No me dejes vivir sin sentido, no me dejes vivir sin mí…

    ResponderEliminar
  2. Lindo! Muy bonito lugar y, por lo que veo, una fan del maestro Ismael Serrano...Te invito, si gustas, a que me visites! Un gran abrazo, y mil éxitos!

    ResponderEliminar