15/10/13

Nos mudamos!!! 

Página oficial: 
www.lizcazon.com.ar

11/8/13

Pato y los domingos


10/8/13

"Olorcito"


Basta!


8/8/13

Estamos de acuerdo


Pobre Pato!


6/8/13

Fantasmas


El amor, el amor


Qué carácter!


5/8/13


4/8/13

Pato y la "depre" del domingo


3/8/13

Bienvenidos al mundo, Lina y Felipe!


Bienvenida al mundo, Pato!


19/6/13

La que se viene

Hay una frase que no voy a olvidar nunca. Mi abuelo - un experto narrador de anécdotas - siempre repetía unas palabras que había escuchado hacía mucho tiempo. El "viejo", como lo llamábamos con cariño en casa, había trabajado muchos años en un periódico de Buenos Aires en donde conoció grandes personajes. Siempre contaba la anécdota de un compañero que lo único que hacía era quejarse y repetir esta línea: "Ay mamita querida! vos que sos del 90, la que se viene". Mi abuelo nunca supo con exactitud el sentido de aquello, pero siempre lo imaginamos. Evidentemente la madre de este hombre habría nacido en 1890 y esa frase era la manera de expresar su descontento, su miedo y su mirada pesimista ante el futuro. Pensemos... trabajaba en un diario, rodeado de noticias para publicar ¡¿quién no se asusta?! Lo cierto es que 100 años después de que - supuestamente - nació la madre de aquel hombre, nací yo. Es decir que "la que se viene", se vino y se vinieron varios millones más. Creo que por una cuestión de lógica histórica, se vendrán inclusive muchas más... y por ilógica humana, seguiremos pensando que la que viene será terrible y que no seremos capaces de afrontarla. Pensar que desde 1890 han pasado tantas cosas y tanto tiempo.

Quizás también me limpie a mí

Hace mucho frío y unas finas gotas de agua golpean los techos de la ciudad. Amo los días así para estar en cama mirando una buena película, o para cocinar algo dulce y rico. Ahora que lo pienso, acabo de recordar que ha pasado un buen tiempo desde la última vez que cociné algo así... vaya! sí que ha pasado tiempo. Siempre me interesó saber por qué tengo esta placentera obsesión con los días grises, sé que la mayoría de las personas se deprimen cuando no sale el sol... sin embargo, la lluvia produce en mí una sensación extraña, ¿paz?. Aun no encuentro nada más lindo que asomarme al balcón y escuchar el sonido de la lluvia por la noche. Esa lluvia que, cual canción de cuna, acompaña los sueños de quienes descansan. Generalmente, cuando me tomo un minuto para disfrutar de este hermoso fenómeno, mi mente se adormece.  Tengo una grave dificultad para hacer descansar mis pensamientos; quizás ese sea el principal motivo por el que disfruto tanto la lluvia, ella me inyecta serenidad. Cada vez que llueve y desde hace bastante tiempo, recuerdo las palabras de Serrano: "si se callase el ruido, oirías la lluvia caer, limpiando la ciudad de espectros". Quizás la lluvia no sólo limpie de espectros la ciudad... quizás también me limpie a mí.  

6/6/13

Un ejemplo a seguir

Está acostado en mi cama, con los ojos cerrados. Lo miro...  luce tan cómodo, tan relajado. Mientras suena una de mis melodías preferidas, lo observo y mi mente se va hacia otro lugar, no sé bien a dónde. Estornudo y el ruido lo despierta, nos despierta. Me mira y siento que sus ojos están llenos de palabras. Pocas veces he visto una mirada tan sincera. Ahí está Bilbo.  Lo miro a los ojos mientras me devuelve la mirada y sonrío como si pudiésemos entendernos. Es increíble que un ser supuestamente "irracional" (porque yo lo pongo en duda aún) pueda transmitir tanto con una simple mirada. Cómo me gusta eso de los animales; son tan puros y transparentes. Es fácil darse cuenta lo que les pasa... un sólo gesto basta para entender si les caes bien o mal, si están doloridos, si quieren caricias, si tienen hambre, si tienen ganas de jugar... ¿por qué a los humanos nos cuesta tanto aprender de ellos y ser transparentes? Imagino que no soy la única persona que pierde tiempo tratando de entender al resto. Los humanos actuamos de forma poco inteligente y  se supone que nosotros somos los racionales:  decimos no cuando queremos decir que sí, nos quedamos cuando nos queremos ir, decimos que estamos bien cuando estamos mal, simulamos que nos interesa cuando en realidad nos da igual.  Mas de una vez hemos dejado a otro preguntándose: "¿qué habrá querido decir con eso?". Dudo que Bilbo se acerque moviendo su cola cuando en realidad me tiene bronca. Nosotros sí, porque socialmente está permitido ser "a veces un poquito hipócritas"... ¿cuántas veces saludamos con una sonrisa a personas que no nos agradan? ¿o sonreímos cuando queremos llorar? ¿o hacemos cosas que no tenemos ganas de hacer? lo tenemos todo a nuestro alcance, sabemos cual es el camino pero nos encanta complicarnos la existencia. Y mientras tanto, mientras yo reflexiono tratando de entender el sentido de las cosas, mi perro se volvió a dormir. Bilbo, un ejemplo a seguir.   

4/5/13

A ustedes, hipócritas


Carta abierta. A ustedes, hipócritas. Fui criada por una reina y sólo por una reina... así que me declaro princesa, con mucha altura y muchos principios. Vergüenza les tendría que dar, VERGÜENZA. En lo personal, a mí me da vergüenza ajena porque después de todo estamos unidos por lazos de sangre. Toda mi vida observé en silencio, pero sepan que siempre vi todo lo que hacían. Si nunca me tomé dos minutos para dedicarles unas palabras fue porque estaba ocupada construyendo lo que soy, lejos de sus tinieblas. Agradezco haber sido criada por esa reina, la misma que quisieron derrocar miles de veces pero nunca pudieron. Gracias a ella soy la mujer que soy, llena de defectos y virtudes pero transparente. Eso soy y me enorgullece. Nunca voy a entender su falta de vergüenza y amor propio... después de todo y de tanto, ¿aún les quedan ganas de seguir haciendo daño?  un poquito de humanidad, por favor! No me extenderé mucho más porque quienes me leen (los soñadores) no merecen leer estas palabras. Lo hago público para que todos sepan que detrás de mi silencio aparente hay vergüenza ajena. "Vieron lo que escribió la nena en Internet?"... comenten y agranden, que para eso sí sirven. La nena creció e - incrédula - mira cómo las hienas se alimentan... de basura, por supuesto. Sigan hablando que las máscaras se cayeron hace mucho tiempo.  Lo único que le pido a Dios es que nos mantenga alejados de personas como ustedes. No se sorprendan si por las calles no los reconozco, hoy me declaro libre de sus sombras. 

4/4/13

Mis dos partes


Hay una parte dentro mío que parecería sentirse a gusto estando en la típica posición de víctima: "pobre de mí, lo que me tocó vivir"; y hay otra parte que me dice a gritos: "Estaría bueno que dejes de quejarte y tomes el control de tu vida". Qué dolor! qué tremendo y cruel es enfrentarse con uno mismo a veces. Hay una parte mía que está acostumbrada a soportar situaciones y personas insoportables;  y hay otra parte que está cansada de soportar, esa otra parte no encuentra un sólo motivo para tener que soportar, ni uno sólo. Una parte dentro mío posee una casa llena de baúles de recuerdos, culpas y penas;  la otra parte mía tiene un pasaje sin destino guardado en el bolsillo. Una parte mía quiere entender la razón de todo en el mundo; la otra parte no quiere entender nada, no le interesa, lo único que quiere es disfrutar. Una parte mía siempre está dispuesta a escuchar;  la otra parte mía quiere que la escuchen. Una parte dentro mío sólo piensa en el pasado; la otra parte mía está ansiosa por vivir el presente. Por fin, una parte mía necesita descansar;  la otra parte mía se frota las manos y sonríe. 

30/3/13

Mie2 entre 2

"Tenés que comprender que no puse tus miedos donde están guardados, y que no podré quitártelos si al hacerlo me desgarras". Obra maestra. Pensar que en una relación lo más difícil es que ambas partes dejen sus miedos de lado y tan solo confíen. Confiar... nos enseñaron a "no confiar en nadie para no salir lastimados". Cuánta cobardía! Y ahí está él o ella tratando de hacerte entrar en razón: "tenés que comprender que no puse tus miedos donde están guardados". Y lo sabés - muy en el fondo - sabés que él o ella no puso tus miedos allí, los pusiste vos, vos permitiste que se alojaran adentro tuyo. Y seguís ahí,  pensando si deberías escuchar a tus fantasmas o escuchar a la persona que tenés delante tuyo. Sabés que él o ella podría ayudarte a espantar esos fantasmas .. y si él o ella tan sólo alimenta a los espectros? Miedo, tanto miedo. El punto es que... pensálo. Si no confias, vas a sufrir eternamente; la desconfianza es la aliada más amarga. Y si confias, existe la posibilidad de que sufras; escuchaste bien: "existe la posibilidad", es decir que hay otras posibilidades. También está la posibilidad de que deposites tu confianza en él o ella y logres sentir ese glorioso estado de paz. Yo creo que el que no arriesga no gana, así que decidí arriesgar. Y vos?

27/3/13

Mi vida con gatos

Es que me gustan, me encantan. Para ser sincera, confieso que los malcrío; no lo hago a propósito, pero así me sale. Nunca conocerán una mascota mia que se comporte "como corresponde", se comportan como quieren, como les sale. Mi hobbie, hoy por hoy, es malcriar gatos (aún no he comenzando con los perros). Quienes me conocen suelen pensar que estoy loca y que me encanta llenarme de "problemas". Cuando traje a Felipe a vivir conmigo me propuse "educarlo" (ya había malcriado a Bella, otra gatita). Cuando llegó a casa era una miniatura, tuve que ayudarlo para que aprendiera a comer. Era tierno a más no poder, me conquistó y así fue como perdí "el control". Los ojos de Felipe son tiernamente hipnotizantes (con la foto quizás me entiendan un poco mejor). Convirtió un monoambiente en una jungla: mis muebles se convirtieron en árboles; mis cortinas, en lianas; mi balcón, en su mirador; y mi cama, en su hogar. Cambió mis horarios porque él prefería dormir por las tardes y jugar por las noches. Más de una vez tuve que explicarle a la gente que las marcas en mis brazos no eran lo que pensaban, eran las uñas de mi gato. Se supone que uno debe tener poder y control sobre sus mascotas... pero juro que lo he intentado sin éxito. Es que decirlo ya suena mal: "tener control sobre mis..." ¡cuánta posesión! 
Seguramente algo de locura debo tener pero no quiero que sean mis "esclavos", me gusta que sean mi compañía y yo la de ellos. Por el bien de Felipe, tuve que llevarlo a casa de su abuela (una casa con un gran patio), allí también viven mis otros bebés. Por suerte tienen un abuela cuya paciencia es parecida a la mía. Lo cierto es que mis muebles hoy son muebles, y las cortinas, cortinas.  ¡Qué triste y aburrido! antes me apuraba para llegar a casa y descubrir la nueva sorpresa que Felipe tenía para mí. Sé que yo debería haber entendido que "no debo tener mascotas en este momento", pero... es más fuerte que yo. Te dan tanto a cambio de tan poco. Lo cierto es que no me arrepiento de haber "malcriado" a Felipe. Él y sus otros tres hermanos tienen personalidades distintas y muy particulares. A cambio de dejarlos ser, he conocido seres extraordinarios. Mi mamá, los primeros días que tuvo a Felipe, me preguntaba - sorprendida por su hiperactividad-: "cómo hacías para vivir con este gato en un lugar tan chiquito?" Creo que ya lo entendió; Felipe te  acompaña, te hace renegar pero también te hace reir, te pone de mal humor pero también te llena de ternura. Felipe es así, tiene días buenos y días malos, quiere ser comprendido y quiere que le tengamos paciencia... así como yo, así como vos, así como todos.

27/2/13

Perderse


Ya es de noche. Cierra los ojos y aún está sentada frente a su computadora en aquella habitación que durante años fue su lugar. Está tranquila, siente una paz que se percibe en su mirada. Planea su vida sin tanta ansiedad.... se ve tan prometedora. Abre los ojos y ya no está allí, ahora está lejos.
"¿En qué momento perdí la capacidad de escuchar una canción y olvidarme del mundo?", se pregunta.  Aun no entiende en qué momento se olvidó de sí misma, quizás se perdió pensando que de eso se trataba el crecer.
Esta noche le duele todo porque abrió los ojos. Con la ayuda de alguien que la conoce mejor que nadie, descubrió eso y lo admitió: "me perdí".
Apaga la computadora y se pregunta: "¿qué estoy haciendo? ¿en qué momento perdí tanta fuerza?". Y piensa... sabe que aún aparenta mucha fortaleza. ¿"Aparenta"? Aún TIENE mucha fortaleza. Tan sólo ha perdido un poco de valor.
"¿Qué estoy haciendo?  - se pregunta - llenando una agenda para no sentir el vacío". Se perdió... desesperada por encontrarse, se perdió. Ya es de madrugada, se sienta en la cama y - con nostalgia - sigue reflexionando. En el silencio de la noche se toma un segundo para sentir y siente que duele. "Vivo postergando", dice en voz alta. Será por eso que si fuese por ella se tatuaría la frase "Acuérdate de vivir" en su cuerpo. Ella sabe que hoy dormirá repitiendo esa frase, con la esperanza de despertar con ganas de volver a ser quién era; con ansias de vivir y dispuesta a arriesgar. Agarra un lápiz y un papel y, con letra apresurada, comienza: "Hoy más que nunca, escribo para no morir". Deja el lápiz, relee la oración y tacha algunas palabras. Con una sonrisa, escribe: "hoy, como siempre, escribo para vivir".