27/3/13

Mi vida con gatos

Es que me gustan, me encantan. Para ser sincera, confieso que los malcrío; no lo hago a propósito, pero así me sale. Nunca conocerán una mascota mia que se comporte "como corresponde", se comportan como quieren, como les sale. Mi hobbie, hoy por hoy, es malcriar gatos (aún no he comenzando con los perros). Quienes me conocen suelen pensar que estoy loca y que me encanta llenarme de "problemas". Cuando traje a Felipe a vivir conmigo me propuse "educarlo" (ya había malcriado a Bella, otra gatita). Cuando llegó a casa era una miniatura, tuve que ayudarlo para que aprendiera a comer. Era tierno a más no poder, me conquistó y así fue como perdí "el control". Los ojos de Felipe son tiernamente hipnotizantes (con la foto quizás me entiendan un poco mejor). Convirtió un monoambiente en una jungla: mis muebles se convirtieron en árboles; mis cortinas, en lianas; mi balcón, en su mirador; y mi cama, en su hogar. Cambió mis horarios porque él prefería dormir por las tardes y jugar por las noches. Más de una vez tuve que explicarle a la gente que las marcas en mis brazos no eran lo que pensaban, eran las uñas de mi gato. Se supone que uno debe tener poder y control sobre sus mascotas... pero juro que lo he intentado sin éxito. Es que decirlo ya suena mal: "tener control sobre mis..." ¡cuánta posesión! 
Seguramente algo de locura debo tener pero no quiero que sean mis "esclavos", me gusta que sean mi compañía y yo la de ellos. Por el bien de Felipe, tuve que llevarlo a casa de su abuela (una casa con un gran patio), allí también viven mis otros bebés. Por suerte tienen un abuela cuya paciencia es parecida a la mía. Lo cierto es que mis muebles hoy son muebles, y las cortinas, cortinas.  ¡Qué triste y aburrido! antes me apuraba para llegar a casa y descubrir la nueva sorpresa que Felipe tenía para mí. Sé que yo debería haber entendido que "no debo tener mascotas en este momento", pero... es más fuerte que yo. Te dan tanto a cambio de tan poco. Lo cierto es que no me arrepiento de haber "malcriado" a Felipe. Él y sus otros tres hermanos tienen personalidades distintas y muy particulares. A cambio de dejarlos ser, he conocido seres extraordinarios. Mi mamá, los primeros días que tuvo a Felipe, me preguntaba - sorprendida por su hiperactividad-: "cómo hacías para vivir con este gato en un lugar tan chiquito?" Creo que ya lo entendió; Felipe te  acompaña, te hace renegar pero también te hace reir, te pone de mal humor pero también te llena de ternura. Felipe es así, tiene días buenos y días malos, quiere ser comprendido y quiere que le tengamos paciencia... así como yo, así como vos, así como todos.

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