Es que me gustan, me encantan. Para ser sincera, confieso que los malcrío; no lo hago a propósito, pero así me sale. Nunca conocerán una mascota mia que se comporte "como corresponde", se comportan como quieren, como les sale. Mi hobbie, hoy por hoy, es malcriar gatos (aún no he comenzando con los perros). Quienes me conocen suelen pensar que estoy loca y que me encanta llenarme de "problemas". Cuando traje a Felipe a vivir conmigo me propuse "educarlo" (ya había malcriado a Bella, otra gatita). Cuando llegó a casa era una miniatura, tuve que ayudarlo para que aprendiera a comer. Era tierno a más no poder, me conquistó y así fue como perdí "el control". Los ojos de Felipe son tiernamente hipnotizantes (con la foto quizás me entiendan un poco mejor). Convirtió un monoambiente en una jungla: mis muebles se convirtieron en árboles; mis cortinas, en lianas; mi balcón, en su mirador; y mi cama, en su hogar. Cambió mis horarios porque él prefería dormir por las tardes y jugar por las noches. Más de una vez tuve que explicarle a la gente que las marcas en mis brazos no eran lo que pensaban, eran las uñas de mi gato. Se supone que uno debe tener poder y control sobre sus mascotas... pero juro que lo he intentado sin éxito. Es que decirlo ya suena mal: "tener control sobre mis..." ¡cuánta posesión!
27/3/13
Mi vida con gatos
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muy bueno!
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