Tiembla mi garganta mientras trago las palabras que prefiero callar para no lastimar. Éramos amigos. Trago saliva mientras me obligo a recordar los mejores momentos y dejar a un lado los peores, pero cuesta. Recuerdo que conocíamos en profundidad la esencia de cada uno, lástima que poco importó. El tiempo y la rutina han borrado las huellas más tristes, y a veces recuerdo con alegría aquellos tiempos compartidos. Pero hay días en los que recuerdo lo peor y tiembla mi garganta. Continuará temblando hasta que pueda perdonarlo... algunos días lo perdono, otros no. Es que dí cuanto pude y más, dí mucho más de lo que debí dar pero de eso no me arrepiento... porque lo dí todo y eso hacen quienes sienten. Tiembla mi garganta pero de pronto para gritar: un gusto conocerte, buena vida y buena suerte.
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