13/9/10

"Me salva tu amor"

Hay personas que se cruzan en nuestros caminos, quizás por un rato nomás, pero nos alientan a seguir viviendo y a vivir con mucha más vida. Tuve la oportunidad de escuchar en varias ocasiones a "Luis", una persona que dedica su vida a dar charlas sobre "prevención"... ¿qué tipo de prevención? ¿drogas? sí, eso también, pero no es todo. Luis no habla desde la medicina ni desde los libros... habla desde el corazón sobre la vida y para la vida. Compartir con ustedes las charlas y los comentarios que hace sería maravilloso, pero hoy sólo quiero hacerles escuchar una canción... una canción que conocí gracias a que Luis cierra todas sus charlas con ella. Ojalá les guste y les signifique tanto como para mí... "Me salva tu amor" - Ignacio Copani.

2 comentarios:

  1. qué haríamos sin el amor rondando por nuestras vidas, el amor que nos lleva lejos y nos acerca. si las palabras no salen del corazón y no son dichas con amor pierden su razón de ser pronunciadas, no nos dicen nada, los corazones no se comunican y el amor se nos escapa. qué mejor que entregar lo poco que tenemos, qué mejor que decir sin miedo un te quiero y un podés contar conmigo, te puedo ayudar... que hable el amor y calle lo que lo mata, dejémoslo ser hasta en los silencios cuando las palabras no sean necesarias, que sea la música que no nos deje respirar sin cantarlo, que sea el aliento de seguir luchando

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  2. Que bonito lookeo del blog, simple, natural, parecido a vos. Anteriormente, me habías enseñado esta canción, que me gustó mucho en ese momento, pero hoy me llega más. Me gustaría volver a juntarnos a tomar un licuado o un café para contarte todo lo que extrañé de vos en estos días, pero las obligaciones de la vida a veces ignoran que los seres humanos necesitamos tiempo para serlo y así se nos pasa. Otras veces nos cansamos de esperarnos, cada día me convence más la idea del amigo de una amiga: “las personas se unen por una causa y cuando ya no tienen más que decirse se separan para seguir sus caminos” ¿será cierto? Todo el tiempo estamos cambiando de pareceres, de lógicas e ilógicas, la vida es como el río de Heráclito, diría Borges… todavía me conmueven algunas lágrimas, la palabra de un amigo, la mano extendida de un desconocido, el sueño escondido de tener entre mis brazos a quien amo en secreto, algunas miradas que sostengo y me sostienen sin intimidarnos. Aprendí que no debo mostrar todo lo que robo, lo que logro, lo que sueño o deseo, y que el silencio, como vigilia de la palabra, es mucho más poderoso que un “te quiero” arrebatado al corazón inexperto, pero que demasiado silencio aturde y se convierte en palabra molesta, la misma que me llevó tantas veces a perderlo todo. Odio ser cómplice de mi propia historia, espectadora de mis sueños (imposibles, locos, prohibidos, pero dulces al fin, y qué), la oveja mansa pero negra. Odio mi mala ortografía, el estructuralismo de mis ojos, mis manos, mis labios, mis pensamientos. Odio escribir para satisfacer el ego occidental de quienes me leen. Odio vivir en este sueño real y eufemizarlo con literatura. Odio buscar el opuesto de mi contradicción para darle una explicación a mi vida (o mi boludez). Odio pensarlo todo en términos dialécticos, y encasillarme en un estereotipo de persona. Odio ser ilusión, ser nada y creérmelo todo.
    Odio esta distancia insalvable que nos separa, el agua del río que no vuelve a pasar, esta conciencia del tiempo que me estruja el alma y que no puedo medir más que con mi cuerpo y mis deseos de volver a escucharte.

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