10/10/11

Cuando pase la noche

Qué linda sensación, ¿no? Mariposas en el estómago. Hacía tiempo que no veía tan feliz a una amiga mía... estaba radiante, con más ganas de vivir que nunca. Y así estuvo hasta que sufrió una inmensa decepción. "¿Qué es esto?" me preguntó desesperada. No era una pregunta dificil, se había enamorado de un principe encantador que pronto se convirtió en un desagradable sapo. "Es normal - respondí - son las consecuencias del riesgo que se corre en el intento de ser feliz de a dos". El hecho de que fuera normal no quitaba que fuera profundamente doloroso; la entendía. "Me duele, necesito que desaparezca", me dijo con una angustia que traspasaba su mirada. Buscando tranquilizarla, le pregunté: "tus mariposas se convirtieron en murciélagos, ¿cierto?"; me miró sorprendida de mis palabras y sonrió sin ganas: "exactamente... son murciélagos y me están destruyendo". Podía sentir lo que ella sentía, los escuchaba revolotear allí, adentro de ella. "No puedo dormir, no puedo comer, no puedo vivir", me confesó. Me quedé pensando... a veces se necesita tocar fondo, morir un poquito para aprender a vivir. Es un proceso que tortura pero que a veces es indispensable. "¿Cuándo voy a dejar de padecer esto?", me dijo con lágrimas en los ojos. "Trata de tranquilizarte... son murciélagos, ¿no? se irán cuando pase la noche". Cuando pase la noche.

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