17/6/11

Ella comprende y él sonríe

Entre esas ganas de reir y llorar, cierra los ojos con su foto entre las manos. Se fue un compañero de largas charlas, de fuertes carcajadas, de momentos de crudas verdades... se fue un amigo. Y llora en silencio con la impotencia de saber que Dios quiso tenerlo más cerca suyo y, sin querer, lo alejó de ella. Pero Dios es grande y supo que semejante dolor merecía una recompensa: los maravillosos recuerdos, un historial de inolvidables charlas, secretos guardados y una amistad cuya esencia pocos podrían comprender. Con la foto en sus manos, llora mientras repasa conversaciones y confesiones que quedarán grabadas en su mundo interior. Comienza a reir... entre tanto dolor, algo parece comenzar a tener sentido. Es que hay personas que dejan huellas imborrables. Y él dejó un par de teorías comprobadas, muchas sonrisas, mil verdades y un sinfin de pensamientos compartidos. Ella ahora entiende, su amigo no se fue a ningún lado, está más cerca que nunca, recordándole lo que de verdad importa, recordándole que el futuro es hoy, recordándole lo orgulloso que fue, es y será de semejante amistad. Ella comprende... él sonríe, le sonríe a varios, sonríe de felicidad al saber que aquí abajo son muchos los que lo lloran con el corazón y lo recuerdan con alegría.


De pronto entiendo que hay amistades que no morirán jamás...

1 comentario:

  1. Soñemos con las amistades inmortales, las que son para siempre. Ésas son las que valen la pena, porque están llenitas de amor.

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